En nuestro post anterior os contamos cómo llegar y dónde alojaros en la caótica ciudad de Bangkok, nuestro primer destino durante la vuelta al mundo. Pero una vez establecidos, ¿cómo sacarle el máximo partido a la ciudad en pocos días? Obviamente, una podría vivir en Bangkok toda una vida y seguir descubriendo lugares increíbles, pero nosotras invertimos unos 3 días y fueron más que suficientes para conocer lo más esencial de la capital.
¿QUÉ VER EN BANGKOK?
MERCADOS
Empezar con un visita a alguno de los mercados locales es una buena opción para meterse de lleno en el «jaleo tailandés». Si llegáis a la ciudad en fin de semana os recomendamos acercaros a Chatuchak. Para llegar cogimos el skytrain (se paga por distancia, así que cada tarifa es distinta, pero suele oscilar entre 19 y 50 baht – 50 céntimos y 1,10€) hasta Mo Chit, la parada justo al lado del mercado. También se puede llegar en el metro hasta Chatuchak Park.
Chatuchak es un mercado enorme que sólo está abierto los fines de semana. Se puede comprar de todo lo que os imaginéis y comer por un precio bastante razonable. Nosotras comimos en unos de los puestos de la entrada por 200baht (unos 5€) por 2 platos y 2 coca colas (tomando hielo ya desde el primer día…pero aún así en Tailandia estuvimos sanas como una lechuga). Dentro del mercado hay otros lugares un poco más baratos, y como curiosidad para los españoles hay un puesto de un cocinero español que tiene paella y que anima al resto de la calle gracias a su DJ tailandesa, de lo más motivada a ritmo de house. Un lugar lleno de contrastes, ideal para pasar un domingo de lo más entretenido. Cierran a las 18:00h así que es mejor no ir muy tarde.
Si aún os quedan ganas de curiosear por los famosos mercados nocturnos podéis acercaros a PatPong, el más conocido de Bangkok, aunque en todos los pueblos de Tailandia hay un mercado nocturno y la mayoría menos masificados que éste. No os agobiéis si no veis el de Bangkok, jaja, ¡que os vais a hartar de visitar mercados por todo el país!
EL GRAN PALACIO Y EL CENTRO HISTÓRICO
En el centro histórico de Bangkok encontramos el recinto del Gran Palacio Real y los diferentes templos situados alrededor: Wat Pho, Wat Arun, etc.
Para llegar a esta zona desde nuestro hostal en Ratchathewi tomamos el bus n.2, que nos dejó junto al parque Sunam Luang, a 5 min andando del palacio. Los tickets de bus se compran directamente dentro del autobús a un revisor que sube y baja del vehículo. Si no entra ningún revisor en vuestro tramo, como fue nuestro caso, pues…nos salió gratis, pero el precio del bus es muy barato, apenas unos céntimos de Euro. Al centro histórico no llega el metro, así que lo mejor es ir en bus o en tuk tuk, también asequible.
La entrada al complejo del palacio ya es otro tema: cuesta 500 baht (11€) pero merece la pena entrar aunque sea caro. Es bastante espectacular por la cantidad de edificios enormes que alberga, llenos de dorados, de colores y de adornos brillantes. Bastante hortera, hay que decirlo, pero espectacular. Dentro hay un reproducción en miniatura de los templos de Angkor Wat en Camboya (un buen aperitivo para ver sus dimensiones si vais a visitar el país vecino, que os recomendaremos mucho mucho en próximos posts).
Aquí también se encuentra el templo de Buddha esmeralda. Dentro no se pueden hacer fotos, hay que entrar descalzo (y sin pisar el umbral, que es algo común a muchos templos en los países asiáticos) y no podéis sentaros con los pies apuntando a Buddha. Los fieles van allí a mostrar respeto a la imagen y a ofrecer flores y otros objetos, pero podéis sentaros sin problema un rato a observar y a disfrutar de los «benditos» ventiladores.
Tras el fallecimiento del rey de Tailandia, pocas semanas después de que saliésemos del país (vaya coincidencia…), fue en el recinto del Gran Palacio donde se instaló la capilla ardiente, que ha permanecido varios meses allí, pero actualmente (2017) en principio se puede visitar todo el recinto normalmente. La visita da para unas 2 horas de recorrido. Tened en cuenta que hay muchos turistas (si vais a primera hora mucho mejor) y que hace un calor sofocante, así que llevad bastante agua, porque dentro os cobrarán 40baht por la botella pequeña, mientras justo fuera del templo valen sólo 10baht.
WAT PHO Y SU BUDDHA GIGANTE
Al lado del recinto del Gran Palacio está el recinto del Wat Pho, otro complejo de templos muy espectacular y que, sinceramente, nos gustó más que el palacio. La entrada cuesta 100 baht y te dan una botella de agua helada gratis (¡ole por el Wat Pho!). La arquitectura de estos templos es diferente, hay menos dorados y más colores, motivos florales, etc. Lo más famoso es el enorme Buddha tumbado dorado, el más grande del mundo de estas características. Realmente impresiona ver una escultura de tales dimensiones dentro de un templo, ocupando prácticamente todo el espacio, hasta tal punto que nos contaron que el templo se construyó alrededor de la escultura, ya que es imposible introducir semejante volumen por ninguna de sus puertas. Los gigantescos pies son muy curiosos, ya que en ellos se representan diferentes atributos de Buddha.
Lo más recomendable sería visitar ambos recintos, pero muchos turistas van únicamente al Gran Palacio, por lo que en Wat Pho la aglomeración es notablemente menor y, sinceramente, si tuviésemos que quedarnos sólo con uno de los dos complejos elegiríamos el Wat Pho, pero todo dependerá de vuestros gustos.
Para entrar a casi cualquier templo o lugar sagrado debéis vestir con camisetas no muy escotadas, a poder ser con mangas y con pantalones o faldas por debajo de la rodilla. Es buena idea llevar siempre un pañuelo o foulard grande en la mochila para este tipo de cosas, por si no os habéis acordado de poneros ropa adecuada al salir, pero también podéis alquilar faldas o túnicas en la mayoría de templos, algunas gratis y otras de pago. En el Gran Palacio por ejemplo os dejarán ropa gratis dejando sólo un depósito (junto a la entrada principal, pero fuera del recinto). En cada caso los guardias de seguridad os harán saber si lo necesitáis o no y dónde ir a alquilarlo.
KAOH SAN ROAD
Al salir de Wat Pho fuimos caminando a la vecina Kaoh San Road, o «la calle de los mochileros», llena de hostales, bares, tiendas y mucha vida…mucha. Aunque nosotras decidimos no alojarnos en los alrededores de esta calle sí queríamos comprobar por qué es tan famosa y por qué tantos compañeros viajeros la eligen para su estancia en Bangkok. Es barata y es muy divertida, tiene todo tipo de entretenimiento. Comimos, de casualidad, en un bar llamado Clandestino, en el que sonaba de manera constante Manu Chao, había carteles de la empresa de buceo Pura Vida (en Koh Tao) y estaba decorado con banderas de España y Colombia. Algún hispanohablante está claramente detrás de este chiringuito, pero fue pura casualidad que entrásemos allí, lo hicimos atraídas por la maestría con el wok de su cocinero tailandés. Todo DELICIOSO y a precio razonable: 400 baht (unos 10€) por 1 pad thai, 1 curry rojo con arroz, 1 sopa Tom Yam Kung y dos cervezas heladas de la marca tailandesa Chang (¡nuestras primeras cervecitas del viaje!) de 620ml cada una. ¡Qué bien se come en Tailandia! Mmmmm
RECORRIDO EN BARCO POR EL CHAO PRAYHA
Con las pilas cargadas nos fuimos caminando hasta el río Chao Prayha, a la parada de Prha Arthit (Nº13) para coger el barco, que es como un servicio de bus acuático que utilizan tanto turistas como locales. Cada trayecto de barco son 14 baht (0,35 €) y se compran en las taquillas de cada puerto. Hay un mapa el que veréis los números de cada parada, para que podáis decirle dónde vais y para saber exactamente dónde bajaros después, ya que los barqueros van gritando la parada pero es complicado entenderlo, así que mejor id mirando los carteles del puerto, que todos tienen número. Hay un barco turístico, que os intentarán vender para hacer recorridos por el río, pero honestamente existiendo esta opción pública a mejor precio y teniendo en cuenta el color marrón del rio, que no lo hace nada apetecible para su contemplación, no creemos que este tour fluvial merezca la pena. Desde el embarcadero de Phra Arthit cogimos el barco hasta Tha Tier, en la orilla opuesta del templo Wat Aru, nuestro objetivo. En Tha Tier hay que bajarse del barco, salir del embarcadero y entrar en el embarcadero de al lado (no tiene pérdida, está a 10m) y allí comprar el billete para cruzar a la otra orilla (3 baht por trayecto – 0,08€). Una vez allí vimos el templo desde el exterior, porque estaba en obras y a punto de cerrar, así que no nos compensaba pagar para entrar y además estábamos a punto de encontrarnos por primera vez con nuestro gran amigo que nos acompañaría durante 3 meses en el Sudeste asiático: el monzón.
Volvimos a tomar el barco de 3 baht para cruzar a Tha Tier y desde allí tomamos otro barco (en el embarcadero de al lado de nuevo) hasta Sathorn – Taksin, la parada desde la que te recogen los barcos gratuitos del centro comercial Asiatique, que tiene un mercado nocturno que nos habían recomendado. En cuanto pusimos un pie en el barco comenzó a caer el diluvio universal.
Para quienes nunca hayan vivido el monzón os diremos que lo normal suele ser que llueva una o dos veces al día, generalmente durante la tarde-noche, durante poco tiempo (entre 30 min y un par de horas máximo) y en cantidades industriales. El abrasador sol se esconde vertiginosamente tras un cielo de nubes grises como la panza de un burro y en cuestión de minutos llueve a cántaros. Lo mejor es no estresarse, encontrar un sitio donde cobijarse un ratito y esperar a que pase, ya que después vuelve a salir el sol y todo tan normal. A veces hay inundaciones, claro, y si hay lluvias torrenciales es mejor no tomar ningún transporte, pero lo normal es llueva mucho pero poco tiempo, así que aprovechad para tomar un café o un delicioso zumo de frutas mientras veis la lluvia caer.
Con nuestro amigo monzón encima hicimos el trayecto hasta Sathorn y allí, en el mismo embarcadero, nos recogió el barco a Asiatique, un moderno centro de ocio presidido por una luminosa noria y dividido en 4 bloques donde se apiñan tiendas de todo tipo. No es un mercado asiático nocturno al uso, está más occidentalizado (los precios también), así que no nos maravilló, pero bueno…el trayecto en barco de noche fue bastante chulo para ver los edificios de la orilla iluminados.
CHINATOWN
El barrio chino de Bangkok es uno de los más antiguos y de los más grandes del mundo, por eso merece la pena hacer una visita a esta zona. No hemos estado en China, pero cuando pusimos un pie en las inmediaciones del barrio lo notamos inmediatamente. El tráfico se multiplica, la polución aumenta, las tiendas salen hasta de debajo de las piedras, los escaparates se llenan de botes y cajones con cosas extrañas, hay cientos de puestos de comida y hay tanto ruido que una no se escucha ni los propios pensamientos. Es como cambiar de país de golpe y porrazo, pero este shock cultural merece mucho la pena, es una experiencia de lo más curiosa. Y si os gusta la comida china ni os lo penséis, es EL sitio.
Quizá el lugar más visitado de Chinatown, después de sus mercados, es el Wat Traimit, o templo del Buddha de oro. Es un imponente edificio blanco y dorado que alberga en su interior el Buddha de oro (que no dorado) más grande del mundo. Se puede pagar una entrada simple (40baht – 1€) para acceder sólo a ver la famosa escultura y pasear por el exterior del templo, o una entrada un poco más cara para ver otras exposiciones.
LITTLE INDIA
En comparación con Chinatown, Little India es eso…little. Un barrio mucho más pequeño, ruidoso pero más tranquillo, lleno de tiendas de telas de mil colores y de olores a especias deliciosas. Su mayor atractivo es sin duda su templo Sikh (Gurdwara Sri Guru Singh Sabha), el segundo más grande del mundo. La comunidad Sikh es realmente encantadora, yo (Sandra) guardo un gran recuerdo de ellos de mi paso por Nueva Delhi. Hay que ir con ropa que cubra rodillas y hombros, tendréis que descalzaros y os darán un pañuelo para la cabeza. Os dejarán merodear por casi todas las plantas del edificio a vuestras anchas, siempre que seáis respetuosos, por supuesto, y hasta os ofrecerán comida (si no estáis seguros de que os vaya a gustar es mejor rechazarla desde el principio que no comerla cuando os la den, tenedlo en cuenta). Os recomendamos subir a la planta más alta para tener unas buenas vistas de Chinatown. Si no conocéis mucho la cultura Sikh es un gran momento para hacerlo, os sorprenderán seguro 😉
Muy cerca está el centro comercial Mega Plaza, el paraíso de los frikis de las figuras de acción y donde podéis hacer una para en el camino para comer y relajaros con el maravilloso aire acondicionado.
NANA
Aunque sea un tema que puede incomodar a muchos y muchas, y que quizá no nos guste demasiado tener en mente, Tailandia es uno de los países más conocidos por su turismo sexual. La prostitución está en todos sitios, ya que es algo bastante normalizado en el país, pero en el barrio de Nana toma una importancia especial. Este barrio, sobre todo cuando cae la noche, se convierte en todo un centro recreativo para adultos. El cliente tipo es principalmente occidental, blanco, mayor de 40 años, que camina solo por la calle o toma una copa en cualquiera de los numerosos bares de «strip tease» que sirven como tapaderas de prostíbulos, en busca de mujeres asiáticas, lady boys, y sí, lamentablemente también niños y niñas...
Además de pasear por la zona estuvimos un rato en el Nana Plaza, uno de los puntos más míticos y «calientes» (en todos los sentidos) del barrio. En Nana se puede ver de todo, pero no deja de ser un barrio más, y como turista se puede pasear tranquilamente por la zona sin tener sensación de inseguridad, pero como decimos hay situaciones que pueden incomodar a ciertos viajeros.
Como veis Bangkok tiene de todo. Hay quien lo ama y quien lo odia, pero no deja indiferente a nadie. El resto de días que nos alojamos en Bangkok los aprovechamos para conocer lugares a las afueras de la ciudad, como el espectacular mercado del tren de Mae Klong, y el mercado flotante de Damnoen Saduak.
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